Aun en la actualidad, hay frenos de tambor en muchos vehículos, sobre todo en México, por ello, versiones austeras, de algunos modelos instalan este tipo de frenos cuya instalación inició en 1902, mas o menos, hasta la década de los 90 cuando empezaron a instalarse los primeros de disco.
Estos frenos se instalan en las ruedas traseras, ya que toda la potencia de frenado descansa en la parte delantera del auto, estos funcionan con dos elementos que actúan como componentes de fricción (zapatas) y un pistón que las empuja contra un área que gira de forma solidaria a la rueda (tambor) gracias a un circuito hidráulico. Pero también tiene un mecanismo de ajuste, el del freno de estacionamiento y muchos muelles. Cuando pisas el pedal del freno, el pistón empuja las zapatas contra el tambor.
Benéfico de estos frenos
Muchos frenos de tambor se activan automáticamente. Es decir, cuando las zapatas contactan con la superficie metálica, se produce una especie de acción de acuñamiento que tiene el efecto de presionar las zapatas con más fuerza. Esa fuerza de frenado adicional permite utilizar un pistón más pequeño que los frenos de disco, pero las zapatas deben separarse de la superficie cuando se suelta el pedal. Esta es la razón de estar de los muelles recuperadores, ayudando a mantenerlas en su lugar y devolverlas a su posición de reposo tras cumplir con su función.
Para que funcionen correctamente, las zapatas deben permanecer cerca del tambor sin tocarlo. Si se alejan demasiado (a medida que las zapatas se desgastan, por ejemplo), el pistón requerirá más líquido para recorrer esa distancia y el pedal del freno se hundirá más cuando apliques los frenos, esta fue la razón por la que versiones más caras y mejores optaran por otros materiales más seguros a la hora de frenar y casi instantáneos sobre todo a altas velocidades.
Un beneficio es que son más sencillos de ajustar y dar mantenimiento pero los contras de tenerlos radican en que no son efectivos en lo que respecta a la gestión de altas temperaturas: con todos los componentes dentro de una estructura metálica, el calor acumulado no tiene adónde ir.
Un aumento de la temperatura significa una reducción en la fricción, lo que hace que los frenos sean menos efectivos. Tampoco funcionarán de la forma más indicada si están empapados de agua en su interior. Esto se debe a que el agua tarda más en salir de la estructura y se encarga de reducir la fricción entre las zapatas y el propio tambor.
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